LEÍDO-27-07-2013 |
CALLE BERLIN, 109
Pensamientos de María
Eugenia 2º 2ª
Yo que creía que
alguno se daría cuenta, pero no. Llevo muerta desde noviembre en este sillón y aquí
sigo, viendo pasar la vida de los otros, repasando la mia propia y mirando la
tele.
Pobre bicho.
Ahora está ahí a las
puertas de su piso, olisqueando la alfombrilla.
<< ¡Bonito! >>
El me dedica una
mirada distraída e insiste en entrar en su casa, creo que no sabe que ya está
muerto.
Atraviesa limpiamente
la puerta y entra en el piso.
Pobre bicho. Se lo que
le pasara. Acabara aburriéndose de su casa: Se cansara de pulular buscando su
bebedero, que seguro que ya no estará en su sitio. Ni tampoco el comedero ese
amarillo que ponían junto a la nevera.
Se cansara de
enredarse entre las piernas de sus
dueños sin que ellos se enteren. Se cansara de ladrarles, lamerlos y aullarles.
Quizás aun con su
reducido entendimiento de animal, acabara entendiendo que nadie le hace caso.
Excepto yo.
Cuando estás muerto el
tiempo transcurre de forma diferente, tarde o temprano tendré compañía.
Y esa explicación debe
de estar alla, entre la enrevesada red de recuerdos y conocimientos que a veces
son tan claras y otras, en cambio, tan sutiles y difíciles de aprehender como
un fino hilillo de humo que se eleva hacia la nada.
SINOPSIS
En la calle Berlín, en
pleno Eixample barcelonés, hay un edificio corriente. Allí viven un colombiano,
una prostituta de lujo, un matrimonio de ancianos, una madre separada con dos
hijos y un oficinista soltero. ¡Ah!, y un fantasma: la anciana malhumorada del
último piso que murió hace meses, aunque nadie se ha dado cuenta, y se dedica a
vagar de un piso a otro cotilleando las vidas de sus vecinos. Nada hubiera
llamado la atención, si Gerard, un policía de baja indefinida, no hubiera
recibido la llamada de Pep, su antiguo compañero, dos días antes de ser
asesinado. En su buzón de voz quedaron grabadas estas palabras: «Quiero
hablarte de algo que he descubierto en la calle Berlín, en el 109». Atraído por
el deseo de vengar a su amigo y, por qué no decirlo, sin nada mejor que hacer,
Gerard decide pasarse por allí. Pero nunca hubiera imaginado que la búsqueda
del asesino de Pep pudiera estar rodeada de tantos misterios; tantos como
vecinos hay en el edificio, pues cada uno oculta un secreto que cambiará la vida
de los demás para siempre.
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