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LEÍDA-01-02-2019 |
SUITE FRANCESA
El descubrimiento de un
manuscrito perdido de Irène Némirovsky causó una auténtica conmoción en el
mundo editorial francés y europeo. Novela excepcional escrita en condiciones
excepcionales, Suite francesa retrata con maestría una época fundamental de la
Europa del siglo XX. En otoño de 2004 le fue concedido el premio Renaudot,
otorgado por primera vez a un autor fallecido. Imbuida de un claro componente
autobiográfico, Suite francesa se inicia en París los días previos a la
invasión alemana, en un clima de incertidumbre e incredulidad. Enseguida, tras
las primeras bombas, miles de familias se lanzan a las carreteras en coche, en
bicicleta o a pie. Némirovsky dibuja con precisión las escenas, unas
conmovedoras y otras grotescas, que se suceden en el camino: ricos burgueses
angustiados, amantes abandonadas, ancianos olvidados en el viaje, los
bombardeos sobre la población indefensa, las artimañas para conseguir agua,
comida y gasolina. A medida que los alemanes van tomando posesión del país, se
vislumbra un desmoronamiento del orden social imperante y el nacimiento de una
nueva época. La presencia de los invasores despertará odios, pero también
historias de amor clandestinas y públicas muestras de colaboracionismo.
Concebida como una composición en cinco partes —de las cuales la autora sólo
alcanzó a escribir dos— Suite francesa combina un retrato intimista de la
burguesía ilustrada con una visión implacable de la sociedad francesa durante
la ocupación. Con lucidez, pero también con un desasosiego notablemente exento
de sentimentalismo, Némirovsky muestra el fiel reflejo de una sociedad que ha
perdido su rumbo.