LEÍDA-20-06-2013 |
Creo
que se va demasiadas veces por las ramas y es un poco tedioso pues no se pone
interesante hasta el final.
El
aire estaba tan lleno de tensión que era como si nos miráramos a través de un
muro de lo estrecho.Con una mano que pareció prevista de voluntad propia apreté con mas furia la muñeca del señor Vitalli.El abrió mucho los ojos y de pronto note algo caliente y húmedo. Baje la vista y vi que tenia las uñas llenas de sangre. En las muñecas del señor Vitalli había cuatro pequeñas medias lunas.
Los
papeles sobre el escritorio se agitaron, cobrando vida como un árbol cuyas
hojas se sacuden con furia en la brisa.
En 1922, la jornada laboral en la
comisaría del distrito del Lower East Side, en Nueva York, transcurre al ritmo
impuesto por una nueva ley que prohíbe la producción, venta y transporte de
bebidas alcohólicas. El trabajo se va acumulando, pero Rose Baker no se queja:
es mecanógrafa de profesión y su tarea consiste en escuchar y reproducir
fielmente las palabras de los criminales que cada día desfilan por el edificio.
Robos, sobornos y delitos de sangre son su pan de cada día, así que parece una
mujer difícil de impresionar, pero todo cambia la mañana en que Odalie entra a
formar parte del equipo: mientras Rose lleva el pelo castaño recogido en un
discreto moño, Odalie se atreve a estrenar melena a la garçonne, a fumar y a
frecuentar los mejores restaurantes, sin preocuparse demasiado por la cuenta.
Su mirada fascina a hombres y mujeres, y Rose cae en sus redes, viviendo con
ella los placeres ocultos que reserva la ciudad de Nueva York a quien sabe
disfrutar de lo bueno. ¿Qué es mentira y qué verdad en la vida de Odalie? Habrá
que leer hasta la última página para entender un juego perverso.
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