viernes, 1 de febrero de 2013

EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO--VIKTOR E. FRANKL

LEÍDA 01-02-2013

EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO

En memoria a los fallecidos y supervivientes de los campos de concentración.

Llegada al campo nazi

Me estremecí de horror: sin embargo la realidad no era inferior a lo imaginado.
_En ese momento no es el dolor físico lo que más hiere (y eso se aplica tanto a los niños como a los adultos), sino la humillación y la indignación provocados por la injusticia, por la cruda irracionalidad de todo aquello.
_La realidad se desvanecía ante nosotros, el mundo emocional se amortiguaba, y todos los esfuerzos se concentraban en una única tarea; conservar nuestra vida y la vida de los camaradas amigos.
<<Menos mal vivimos otro día más>>
…comenzamos a observar como nuestros cuerpos se devoraban así mismos. El organismo digería sus propias proteínas y los músculos se consumían; el cuerpo se quedaba sin defensas.

Traslado a otro campo de concentración

…tuve la inequívoca sensación de mirar las calles, las plazas y la casa de mi niñez con los ojos de un muerto que regresa del otro mundo para contemplar una ciudad fantasma.
_A los prisioneros se les transportaba en manadas de un lugar a otro; como un rebaño de ovejas sin voluntad ni pensamientos propios.

Frases:

<<La vida es como visitar al dentista. Siempre crees que lo peor está por llegar, cuando en realidad ya ha pasado>>.

Spínola


<<El sentimiento que se convierte en sufrimiento, deja de serlo en cuanto nos formamos una idea clara y precisa del mismo>>.

Nietzsche

<<El que tiene un porque para vivir, puede soportar casi cualquier como>>.
<<Todo lo que no acaba conmigo me hace más fuerte>>.
<<No importa que no esperemos nada de la vida, sino que la vida espere algo de nosotros>>.

Sinopsis


El doctor Frankl, psiquiatra y escritor, suele preguntar a sus pacientes aquejados de múltiples padecimientos: «¿Por qué no se suicida usted?» Y muchas veces, de las respuestas extrae una orientación para la psicoterapia a aplicar: a éste, lo que le ata a la vida son los hijos; al otro, un talento, una habilidad sin explotar; a un tercero, quizás, sólo unos cuantos recuerdos que merece la pena rescatar del olvido. Tejer estas tenues hebras de vidas rotas en una urdimbre firme, coherente, significativa y responsable es el objeto con que se enfrenta la logoterapia. En esta obra, Viktor E. Frankl explica la experiencia que le llevó al descubrimiento de la logoterapia. Prisionero, durante mucho tiempo, en los desalmados campos de concentración, él mismo sintió en su propio ser lo que significaba una existencia desnuda. ¿Cómo pudo él que todo lo había perdido, que había visto destruir todo lo que valía la pena, que padeció hambre, frío, brutalidades sin fin, que tantas veces estuvo a punto del exterminio, cómo pudo aceptar que la vida fuera digna de vivirla? El psiquiatra que personalmente ha tenido que enfrentarse a tales rigores merece que se le escuche, pues nadie como él para juzgar nuestra condición humana sabia y compasivamente. Las palabras del doctor Frankl alcanzan un temple 

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