La detective Erika Foster
recibe el aviso de que la clave para resolver un importante caso de narcóticos
está escondida en una cantera abandonada en las afueras de Londres, por lo que
ordena que sea registrada. Allí, entre el lodo espeso, encuentran un alijo de
droga, pero también lo que parece ser el esqueleto de un niño pequeño. Los
restos se identifican como los de Jessica Collins, de siete años, la chica
desaparecida que copó los titulares hace veintiséis años. Mientras Erika trata
de juntar las nuevas pruebas con las antiguas, también indaga más sobre el
pasado de la familia Collins y se pone en contacto con la principal detective
del caso en aquella época, Amanda Baker, una mujer atormentada por el fracaso
de no haber encontrado a Jessica Collins en su momento. Pero alguien guarda
terribles secretos.
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