LEÍDO-21-02-2014 |
MARIPOSAS BAJO LA PIEL
SUSAN SPENCER WENDEL; BRET WITTER
Es un libro maravilloso, yo no tengo ELA,
pero me pregunto si no dispones de un fondo monetario para realizar todos esos
viajes y esos sueños que la mayoría tenemos y no podemos realizar ¿Cómo se
sentirán las personas que leerán este libro que tienen ELA y no pueden realizar
todos esos sueños ?
A lo que más temía no era a la muerte sino a
depender por completo de los demás, a convertirme en una carga para la familia.
En lugar de maldecir la oscuridad, encienda
una vela o mejor aún, olvídese de la vela y salga al exterior, alce la vista y maravíllese
en medio de la oscuridad.
No llores porque ha acabado. Sonríe porque ha
ocurrido.
Aprendo un poco más todos los días: en no
querer cosas que no puedo tener o hacer, si suprimes el deseo, se acaba el
dolor.
RESUMEN DEL LIBRO
En
junio de 2011, Susan Spencer-Wendel supo que padecía de esclerosis lateral
amiotrófica o ELA —la enfermedad de Lou Gehrig—, una afección irreversible que
destruye sistemáticamente los nervios que van a los músculos. Tenía cuarenta y
cuatro años, un marido abnegado y tres hijos menores de edad y solo le quedaba
un año de salud. Susan decidió vivir aquel año con alegría. Renunció a su
trabajo como periodista, dedicó tiempo a su familia e hizo construir un lugar
para reunirse con sus amigos en el jardín de atrás de su casa. Además,
emprendió siete viajes con las siete personas más importantes de su vida.
También escribió este libro, y lo hizo tecleando en su iPhone letra por letra
solo con el pulgar derecho, el único dedo válido que le quedaba. Mariposas bajo
la piel no es un libro airado ni amargo. Tiene partes tristes —no podría ser de
otra manera—, pero rebosa del optimismo y del sentido del humor de Susan. Desde
el aparcamiento del Burger King en el que lloró después de su diagnóstico hasta
una fuente termal rodeada de nieve cerca del Círculo Polar Ártico, Mariposas
bajo la piel no solo es el regalo inolvidable de Susan a sus seres queridos —un
testimonio entrañable de sus últimas experiencias juntos—, sino una ofrenda
para todos nosotros: un recordatorio de que todos los días son mejores cuando
los vivimos con alegría.
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